La depresión, dentro de los trastornos de humor, impacta no solo el estado de ánimo, sino también la conducta de quien la experimenta. Este deterioro en la calidad de vida puede pasar desapercibido, pero hay señales que como seres cercanos podemos notar.
Imagina a alguien que antes disfrutaba de la vida, pero ahora actúa de manera diferente. Comienza a aislarse, abandona actividades que solía amar, tiene dificultad para concentrarse y experimenta cambios en el apetito y el sueño.
Pero, ¿cómo lo percibes tú, como una persona cercana qué empiezas a sentir?
Te listo algunas ideas que puedes presentar cuando estás ante una persona con posible depresión.
Empiezas a comparar sus acciones con las tuyas. Te cuesta entender por qué ciertas tareas son un desafío para ellos: «¿Por qué tarda tanto en terminar algo tan fácil?»
Notas cambios en su personalidad que te desagradan: «Antes eras más alegre».
Te enojas más seguido con esa persona, percibiéndola como lenta o desinteresada: «Siempre tan lento e inútil para todo, ya nada te importa».
Dejas de invitarlo a eventos porque sabes que no va a asistir: «¿Por qué invitarlo si nunca viene?».
Te cansas de escuchar los mismos problemas repetidamente: «¿No te cansas de contar siempre lo mismo?».
Te frustra ayudar o tomar decisiones por ellos todos los días: «Otra vez necesitas ayuda con lo mismo, deberías decidir por ti mismo».
Cuando percibimos estos cambios y nos encontramos menos tolerantes hacia sus comportamientos, es el momento en que esa persona más necesita nuestra ayuda.
Recuerda, ser conscientes de estas señales nos permite estar más atentos y presentes para quienes están atravesando por este difícil momento. El apoyo y la comprensión pueden marcar la diferencia en el camino hacia la recuperación.
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